He tenido la suerte de
visitar Lanzarote en varias ocasiones y siempre me ha causado
fascinación. Por sus espectaculares paisajes enmarcados en el Parque
Nacional de Timanfaya y por la limpieza de la isla. Es difícil ver
un simple papel o bolsa de plástico incluso en el campo. Un ejemplo
de ciudadanía que debían de seguir todos. Cuidando su entorno... su
casa.
Es una isla que se puede
recorrer prácticamente entera en una jornada. Sin embargo merece la
pena dedicarle tiempo para sacarle el máximo partido y disfrutar de
sus endemismos.
Hubara canaria
(Chlamydotis undulata fuerteventurae)
Bisbita caminero (Anthus
berthelotii)
Vencejo unicolor (Apus
unicolor)
Tórtola senegalesa
(Streptopelia senegalensis)
La indistinguible de la
Turca... la Tórtola rosigris (Streptopelia roseogrisea) sólo
su reclamo la delata.
Corredor (Cursorius
cursor)
Al Gorrión moruno
(Passer hispaniolensis) se nos hace raro verle tan “urbanita”
En la Peñas de Famara
tenemos a uno de los dos endemismos de lacertidos de Lanzarote. En
este caso una hembra adulta de Lagarto atlántico (Gallotia
atlantica)... antes Lagarto de Haria.
En los Jameos del Agua,
podemos ver al símbolo de la isla. Un pequeño Cangrejo ciego
(Munidopsis polymorpha) en grave peligro de extinción. La
insensatez de los mismos turistas que visitan y admiran esa maravilla
natural moldeada por Cesar Manrique, que en un acto de auténticos
“gilipollas” lanzan la monedita al agua como si de la Fontana
di Trevi se tratara. El metal de esas monedas es veneno para estos pequeños
seres y mueren sin remedio... y mirar que avisan con todo tipo de carteles... pero algunos...
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